Reflexiones en torno a nuestra misión en un mundo turbulento
A medida que me acercaba a escribir este artículo pensé: «¿Por qué no echo un vistazo a la definición del diccionario de la palabra preservar?». He aquí algunos ejemplos que encontré:
Mantener a salvo de lesiones, daños o destrucción. Mantener intacto, o libre de deterioro. Mantener o proteger de la descomposición, etc., etc.
Pero aqui está mi favorita:
Enlatar, encurtir o preparar de manera similar para un uso a futuro.
¿Por qué?
Porque hace alusión a la continuación de un pensamiento o concepto, en lugar de limitarse a mantenerlo a salvo. Tiene momentum, y gracias al «pepinillo», por un poco de humor necesario.
Tradicionalmente, el patrimonio cultural es fundamental para «proteger» nuestro sentido de quienes somos. Nos proporciona una conexión irrefutable con el pasado: con ciertos valores sociales, creencias, costumbres y tradiciones que nos permiten identificarnos con otros como nosotros, profundizando nuestro sentimiento de unidad, pertenencia y orgullo colectivo.
El término «preservación cultural» se aplica a la cultura tangible e intangible. La cultura tangible emerge cuando se habla de arquitectura, paisajes, literatura, arte y artefactos. La cultura intangible se refiere al folklore, a las tradiciones, la lengua, los valores y a los conocimientos. Generalmente, estos términos se refieren a una variedad de elementos y actividades que protegen y preservan la cultura. Sin embargo, para las distintas sociedades, la cultura puede definirse por elementos diferentes. Para algunos pudiera significar simplemente una definición de ciertos patrones de comportamiento en una comunidad en particular, o a las reglas formales que los rigen.
Aporta a los miembros de un grupo específico una sensación de conexión y unidad. Y sí, es fundamental preservar ciertas culturas, historias y patrimonios, ya que por la falta de consciencia, muchas culturas y lenguas están desapareciendo. Es una pérdida enorme para la humanidad como comunidad.
No obstante, dicho esto, tal vez podamos dar un paso atrás y observar un panorama más amplio.
¿Qué es lo que perdura realmente, y no sólo se registra?
Muchos aspectos de la preservación salvaguardan la cultura tangible e intangible que ya no existe, o que se ha transformado y evolucionado a una forma diferente. Sin embargo, estos conceptos y logros son los bloques históricos de construcción en los que nos encontramos ahora.
Durante treinta y cinco años, la labor de la Biblioteca del legado asiático y de nuestros socios en materia de conservación se ha centrado en preservar las preciadas y duraderas tradiciones de sabiduría de Oriente. Los conceptos atemporales representados por estas tradiciones son ahora tan significativos y relevantes, quizás más, que los casi tres milenios en los que estas ideas fueron concebidas originalmente.
Estos conceptos no son ni mono-culturales, ni nacionalistas, ni excluyentes. Reflejan con gran profundidad y amplitud una visión filosófica del mundo basada en la lógica y la experiencia que, de ser empleada, tiene el potencial de influir positivamente en todas las culturas, en todas las naciones y en toda la población humana—ahora y a futuro.
Cuando consideramos los tremendos retos a los que se enfrenta nuestro planeta, las luchas constantes por la justicia social, racial y medioambiental, y la búsqueda de la paz en todo el mundo, quizás deberíamos empezar a considerar más de cerca las tradiciones de sabiduría que han soportado los disturbios de la historia.